
“Finalmente estáis de vuelta en casa”, decía la pancarta que Korin Cohen Ben Yakar sujetaba este lunes sobre las piernas en su silla de ruedas en la plaza de los Rehenes y Desaparecidos de Tel Aviv. En ese lugar que ha visto tantas lágrimas en los dos años transcurridos desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, esas lágrimas eran el lunes, sin embargo, de alegría, de “felicidad”, decía esta mujer de 57 años y quienes, a su lado, no podían contener tampoco el llanto. Una pantalla gigante mostraba al mismo tiempo cómo los coches que transportaban a los primeros rehenes israelíes liberados en Gaza ―siete de los últimos 20 aún vivos― circulaban ya por una carretera israelí. Poco antes, Hamás los había entregado a la Cruz Roja y esta, al ejército israelí.