
Decenas de personas observan, entre la atención y el espanto, una presentación de fotografías de cadáveres en un monitor colgado de una cuerda. Están en una carpa junto a la morgue del hospital Al Naser de Jan Yunis, en el sur de Gaza, y han acudido porque tienen —o creen tener— algún familiar entre los cientos de cadáveres de palestinos que Israel retiene del ataque de Hamás de hace dos años y la posterior invasión israelí de la Franja. Confían en que algo (una prenda de ropa, un rasgo facial particular…) les permita reconocerlos entre las imágenes de los 120 que Israel ha devuelto esta semana, en el marco del canje por nueve cadáveres de rehenes israelíes. Las autoridades militares se los entregaron a la Cruz Roja sin nombres ni datos, y los cuerpos están muy deteriorados, así que los servicios médicos de Gaza apenas han podido identificar a seis, explicaba Ahmed Zair, director general de medicina forense, a la cadena de televisión Al Jazeera, que ha transmitido la escena.