Está cercado, pero no se tambalea. El régimen chavista sigue inamovible, avasallando a sus interlocutores, ajustando cuentas con sus enemigos, reprimiendo sin cuartel. Ofreciendo cada día, en definitiva, nuevas evidencias de que controla la situación política y militar de Venezuela, a pesar de la escalada bélica con Estados Unidos. Y su líder, Nicolás Maduro, continúa a la cabeza. La tutela que tiene hoy la llamada revolución bolivariana sobre la sociedad no tiene precedentes en décadas. Los umbrales de censura son cada vez más estrechos. El relato oficial es el que pesa en todos los ámbitos de la vida pública y el aparato de inteligencia está desplegado por doquier. Hay que tener cuidado con lo que se afirma en charlas privadas, o en WhatsApp, mientras que las conversaciones en la calle —particularmente las quejas en voz alta— ya no son tan seguras como antes. Y la figura de la opositora María Corina Machado, recién reconocida con el premio Nobel de la Paz, es un tabú público.
