Después de una aparente eternidad en vilo, mientras se acercaba lentamente la enorme tormenta, el huracán Melissa finalmente tocó tierra en el suroeste de la isla de Jamaica cerca del mediodía del martes. Los vientos arrasaron con árboles y postes de luz, y el paso de la marejada ciclónica de varios metros y las inundaciones, producto de ríos crecidos y terrenos saturados de agua, han dejado a la parroquia de St. Elizabeth —una de las 14 subdivisiones administrativas del país— “bajo agua”. Al caer la noche, la nación caribeña se ha sumido en la oscuridad por cortes de electricidad en la mayor parte del territorio, mientras se comienzan a evaluar los daños en la medida de lo posible y en medio del coletazo del que se perfila como el mayor huracán en la historia del país. Por ahora no ha habido reportes “oficiales” de muertes por la tormenta, pero las autoridades advierten que eso cambiará cuando vuelva el sol el miércoles.
