En Italia el pasado es imprevisible, se reescribe continuamente, sobre todo con graves tragedias que nunca acaban de cerrarse. Ocurre principalmente en los años de la Guerra Fría, cuando Italia era un tablero de juego crucial porque tenía el partido comunista más grande de Occidente. En una trama muy oscura de mafia, terroristas, servicios secretos y masonería ilegal, se sucedieron atentados y asesinatos en los que aún se busca la verdad, y por eso de vez en cuando hay sorpresas. Como ahora: el pasado 24 de octubre fue arrestado un antiguo policía de Palermo que luego hizo carrera, Filippo Piritore, acusado de haber escondido una prueba crucial del asesinato en 1980 de Piersanti Mattarella, presidente de Sicilia y peso pesado de la Democracia Cristiana (DC). La fiscalía acusa a Piritore, entonces un joven agente y que hoy tiene 74 años, de hacer desaparecer un guante del asesino hallado en el lugar del crimen. Cuando hace unos años, ante los avances de los análisis de ADN, fueron a buscarlo en los archivos, ya no estaba.
