El 27 de noviembre de 2024 por la tarde, centenares de jóvenes montados en scooters regresaban a los devastados suburbios de Beirut enarbolando la bandera amarilla de la milicia libanesa Hezbolá y haciendo el gesto de la victoria. El alto el fuego que había entrado en vigor minutos antes ponía fin al conflicto con Israel que el grupo había iniciado el 8 de octubre de 2023, cuando atacó a las tropas israelíes, “en solidaridad” con la ofensiva lanzada por Hamás desde Gaza. Pero 12 meses después, el ejército israelí sigue atacando a Líbano a diario ante el rechazo de la milicia a entregar las armas, algo que el acuerdo exige. Y las autoridades libanesas, que desean desarmar a Hezbolá mediante un proceso negociado y liderado por Beirut, carecen de las herramientas para hacerlo por su cuenta y para frenar las hostilidades israelíes.
