La UE aborda uno de los debates más transcendentales de las últimas décadas: usar las reservas rusas soberanas inmovilizadas en la UE por las sanciones al Kremlin para financiar a Ucrania. Es decir, que el invasor, aunque no quiera, compense al país invadido. Queda un último escollo, salvar la negativa de Bélgica, el país donde se custodia la mayoría de esos miles de millones de euros y que reclama complejos avales para apoyar la medida. La última propuesta de Bruselas ofrece al Gobierno belga una batería de garantías de seguridad con el objetivo final de que el riesgo de la decisión y las represalias del Kremlin sean compartidas. “La Unión Europea actuará en plena solidaridad con los Estados miembros y las instituciones financieras de la UE que se vean afectados”, afirma el borrador de conclusiones de la decisiva cumbre de este jueves y viernes en Bruselas, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
