Donald Trump escogió este miércoles por la noche (hora de Washington) un formato reservado para las grandes ocasiones, el del discurso televisado a la nación, para una de sus actividades favoritas: celebrarse a sí mismo a base de mentiras, medias verdades y exageraciones en un esfuerzo por tomar el control del relato de la marcha de la economía, que le está provocando la peor crisis de popularidad desde su regreso al poder el pasado mes de enero.
