Mientras varias capitales europeas negociaban a destajo más “flexibilidades” para cumplir los objetivos climáticos de 2040 que la UE debe aún confirmar por ley, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, hacía una sombría constatación a pocas semanas de la cumbre de la COP30 que Brasil celebrará en noviembre: el rebasamiento en los próximos años del límite de 1,5 grados del calentamiento global fijado en los Acuerdos de París —de los que Europa se declara defensora máxima— es ya “inevitable”.
