Pleno al quince para Viktor Orbán en su visita a Donald Trump. El presidente con más poder de los últimos tiempos en Estados Unidos y el autoritario primer ministro húngaro han sellado este viernes el comienzo de una “era dorada” en sus relaciones, en la reunión que ambos han celebrado en la Casa Blanca, y el centroeuropeo se marcha con un “sí” a todo lo que había venido a pedir, y más. No solo una puerta a poder seguir comprando gas y petróleo ruso; también la sintonía del estadounidense con todas sus posiciones, similares a las de Putin, sobre la guerra en Ucrania.
