Evitar hablar del conflicto en un intento de apaciguamiento; negarlo; apelar a la historia compartida, o asumirlo y seguir adelante. Las respuestas de los líderes europeos a la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración de Donald Trump, publicada el viernes pasado, recuerdan a algunas fases del duelo tras un divorcio doloroso que no sorprende, pero que aún no se acepta. Quienes observan casi más desde fuera que desde dentro de la UE, como el ultraconservador húngaro Viktor Orbán, se regodean, sin embargo, en la ruptura.
